lunes, 7 de octubre de 2013

MI INNOVADORA CIUDAD.

En un Tarantín, 06 de Octubre 2013.

“Yo creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darle limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla”…
>>>Benjamin Franklin.-

Cuanto quisiera poder expresarme de mi ciudad, -esa que ha visto mis pasos desde que la correteaba jugando-, esponjado de orgullo.  Quizás viendo el reflejo de hermanas metrópolis como Medellín, que está ahí mismito entre las montañas de Antioquia en la creciente Colombia, y que a pesar de palpar los horrores de la violencia estallada por el narcotráfico de finales de los 70’s y principios de los 80’s del siglo pasado, en el presente, los “paisas” ostentan con el premio a la Ciudad Más Innovadora del Mundo.  Eso da como envidia sana verdad?  Y al mismo tiempo piquiña interrogativa:  ¿Por qué nuestras ciudades venezolanas nos abraza la anarquía y el caos a diario?.

Anque tampoco hay que caer en tanto pesimismo, nosotros SI innovamos.  Somos innovadores a la hora de armar una carpa improvisada en medio de la acera y crear un negocio propio, tomando ese par de metros cuadrados y privatizarlos ante su propia ley callejera.  Inventamos métodos de trancar una ciudad entera un lunes por la mañana con una huelga, como si los que van camino al trabajo o los quehaceres del día tuvieran la culpa de que en las tuberías lo que salga es aire, o sean culpables del nuevo director mañoso de una universidad, o quizás porque los bombillos de sus casas extrañen la electricidad.  Descubrimos formas de andar en una moto sin los mínimos requerimientos de seguridad propios, así como con la irresponsabilidad de cargar más de un pasajero, y muchas veces siendo estos menores de edad, o peor aún, llevar encima encomiendas de medidas aptas solamente para camiones.  Perfeccionamos los métodos de incumplir las normas de peatones y de conductores, así como también los deberes como choferes de transporte público y como pasajeros, esquivando las paradas oficiales, embarcando o desembarcando en cualquier esquina o cada 20 metros.  Renovamos la basura que lanzamos por la ventanilla del vehículo, acompañada de las bolsas atestadas de desperdicios caseros que lanzamos brutalmente por barrancos o abandonamos a las buenas de parques y plazas con una sonrisa macabra.  ¿Vamos avanzando en tácticas propias de innovación verdad?

Antes de quejarnos por el panorama que nos abruma en nuestra ciudad, deberíamos detenernos en la esquina, mirar de un lado al otro, y pensar si todo eso es producto de lo que sembramos.  Porque si queremos una Ciudad Innovadora, tenemos que comenzar innovando nuestro comportamiento hacia ella.
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Aunque parezca tarde, o parezca injusto, recuerda:  siempre fue mejor así.
#chaitopues    @OmarCharcousse

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