lunes, 16 de septiembre de 2013

5to. PISO DE ESPERANZA.


En el Hospital, 15 de Septiembre 2013.

“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”...
>>>Martin Luther King.-
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Pocas cosas en la vida se quedan tan implacablemente aferradas a la médula del pensamiento como la que presencié una mañana cualquiera de la semana en el piso número cinco del llamado Hospital Central de la ciudad de Valera.  Vengo sensiblemente emocionado y con sensación de impotencia al darme cuenta la precariedad que se respira en esas paredes, donde la esperanza de vida pende de un hilo, de una luz mínima.  Pero como en este mundo existen los ángeles terrenales, en ese mismo piso de sufrimiento, se encuentran algunos, que me permitieron levantar la mirada por encima del golpe emocional que me mantenía noqueado, casi sin respiración.

En ese piso cinco del mencionado edificio de salud, funciona de manera improvisada el Departamento de Oncología Infantil.  Y no exagero cuando digo improvisado, debido a que no ha existido, ni alguien tuvo la idea de planificar un lugar especialmente diseñado para los pequeños pacientes, que además de tener que recibir el abrasivo tratamiento de quimioterapia; viendo como su cabello deja de acompañarlos, y como un tapabocas forma parte de sus nuevas prendas de vestir, deben hacerlo en un lugar hostil que ni siquiera los mínimos requerimiento sanitarios posee.  Niños y adolescentes que han tenido que cambiar sus juguetes y sus deportes por unos metros cuadrados de tratamientos dolorosos.  Pareciera que la soledad los acosa, pero no es así, entre los ángeles terrenales que mencioné anteriormente, están la Dra. Rodális Marín, y la Psicólogo Susana Pérez, quienes con pasión maternal cuidan de estos pequeños, siendo las promotoras de sonrisas y sueños más allá de la medicina protocolar.  Pasión que les ilumina la mirada cada vez que hablan de sus niños del piso cinco. Logrando cosas inimaginables que aquí contaré. Cabe destacar que la Dra. Pérez transita el piso cinco de manera voluntaria, su motor son los niños, y no un salario.

La manera de como llegué al piso cinco, fue gracias a la invitación de mi amigo Luis Godoy gerente de VALFOR, que en marco del 50 aniversario decidieron acercarle una mano amiga, y ya, de la improvisación han pasado a ser un departamento con habitaciones dignas donde los pequeños pacientes han recobrado la esperanza de seguir aferrados a la vida, con un maravilloso donativo de remodelación y dotación de insumos, y hasta una sala de juegos que hace posible una pizca de alegría inexplicable en estos pequeñines.

Pues si, la maltratada empresa privada se acercó a rincones que el entorno oficial mantiene vilmente olvidados, por donde han transitado políticos siempre con una maleta de promesas incumplidas. Pero que esto no nos desanime, y así como las Dras. Marín y Pérez se llenan de luz para entregar lo mejor a estos niños, nosotros también podemos unirnos y ofrecerles así como Valfor un motivo para que se conviertan en el 5to Piso de la Esperanza.
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Aunque parezca tarde, o parezca injusto, recuerda:  siempre fue mejor así.



#chaitopues    @OmarCharcousse

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