“La música es mi vida y mi vida es la música. Quien no entienda esto, no es digno de Dios”…
>>>Wolfang Amadeus Mozart.-
Bueno, hoy la cosa comienza pachangosa. Ojalá tengan un fondo musical acorde a sus gustos, se perdonan a los que tienen al trompo poético enredado de Arjona, y el acordeón despechado que hace sollozar hasta a la más potente corneta. Porque hoy quise darle un espacio a los solicitados, galardonados, y famosísimos Dj’s, -llámense Dee Jays, o Di Yeis, o Disc Jockeys para los más clásicos-, estos caballeros y damas que hoy en día cuentan con el aval de súper estrellas, cotizándose en las altas esferas musicales del mundo entero; abarrotando estadiums, coliseos, y cuanta escena reuna miles de consumidores de “música”, con una mano levantada y abalanzándose de un lado a otro, como si de un sólo compás se tratase el asunto. Sí, para los “entendidos” eso es música, de nueva onda, de ultra tecnología, cool pues.
Me encontraba en una fiesta a la que me invitaron para compartir un rato. Aún no se que podía compartir, porque para expresar cualquier saludo siquiera, tenía que soltar soberano grito. A mi alrededor lo que lograba detallar era la ya mencionada mano levantada, -cosa que yo hago solamente cuando tengo que cambiar mi trago ya terminado-. Y la atracción de la noche quien era? Consultaba yo. A lo que recibía como respuesta: ‘aquel pana que pone música arrechísima’.
Hacía lo posible por no dejarme cegar por la colección de lásers, bombillos de neón y flashes artificiales que adornaban el recinto. Y sí, ahí estaba ‘el pana que pone música arrechísima’ con su respectiva computadora de mano y un par de perillas. Piqui pam piqui pum, praaaaa, tuqui guan tuqui guan…!! Es lo que onomatopéyicamente puedo describir de aquel concierto proveniente de sus manos y un disco duro atapusado de bibliotecas de sonidos robotizados que se hacen en casa.
No es que sea un puritano de la armonía y el solfeo, pero imagínense un ratico que la historia esencial de la música académica hubiese caído en manos de un Mozart con laptop, o en un Bethoven con audífonos Beats. Creo que nuestros abuelos no se hubiesen enamorado con un elegante baile animado por La Billo’s Caracas Boys, o que nuestro Dudamel no estuviera sacudiendo su ensortijada melena en los más solemnes escenarios musicales del orbe. Seríamos un batallón de zombies con una mano arriba, si el Do Re Mi Fa Sol lo hubiesendescubierto Getta y Avicci.
No se puede negar lo bien que uno la pasa cuando un selector de canciones coloca temas en su ‘cd player’, o en su máquina digital. Pero de ahí a comparaciones con melómanos, concertistas, compositores y ejecutantes de instrumentos; hay un camino largo, de oído y estudioso.
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Aunque parezca tarde, o parezca injusto, recuerda: siempre fue mejor así.
#chaitopues @OmarCharcousse
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